Hola a
tod@s los animalitos y humanos de la blogosfera (¿cómo controlo términos eh?) es que Noe me enseña muchas cositas.
Me llamo Flor y soy una perrita encantadora según mi compañera de piso bípeda y todos los que me conocen. Me pusieron este nombre en la protectora de animales de Requena, donde me encontraba hace poco más de dos años. A mí me parecía un nombre un poco raro para una perrita pero la verdad es que al final le he cogido cariño y creo que es de lo más original.
Unos voluntarios de la protectora me encontraron por las calles vagando asustada, triste y hasta los ojitos de pulgas y garrapatas. Me llevaron al refugio, me limpiaron y allí conocí a muchos perritos y perritas. Algunos se portaban bien conmigo aunque había una perrita mala malisima que se dedicaba a ladrarme en la oreja todo el día y a intimidarme. Yo siempre me quedaba quieta para no enfadarla y aguantaba resignada el martirio sin entender qué le había hecho yo a Lena, que así se llamaba la mala. Yo nunca protestaba, tenía que portarme bien porque no quería que me volvieran a abandonar.
Aún no sé por qué me encontré de pronto en la calle, a mis 7 años de edad, muerta de miedo. Al poco de estar allí vinieron un par de voluntarios nuevos, Noe y David, y les debí de caer bien porque siempre que venían los sábados por la tarde me daban muchas caricias y besitos, cosa que yo agradecía como si nunca me hubieran mimado tanto. Recuerdo que comentaban que yo tenía los ojitos muy tristes, que era una perrita demasiado sensible como para poder ser feliz en el refugio. Decían que seguramente dejé de servirle a algún cazador o que en alguna salida me perdí porque soy un poco despistada. Decían que alguien debió de tratarme mal porque siempre que van a acariciarme la cabecita la agacho como si fueran a pegarme y que es extraño que nunca ladre. Noe siempre me daba mimos extra cuando tenían que marcharse y se quedaba mirándome al otro lado de la valla, diciéndome que pensaría en mí. Creo que nunca nadie me había decho eso. Qué simpática era.
Por lo que me cuenta Noe, ella deseaba quedarse conmigo pero sus padres no querían animales después de haber sufrido años atrás con un perrito. Pero ella rogó y rogó, les habló de lo buena que era, que era todo amor, que no me iba a portar mal, y lloró hasta que sus padres accedieron a la petición. Y es que según dice Noe, quien no llora no mama :)
Así que un día inolvidable, tras tres meses en la protectora, Noe vino con una correa azul preciosa y me dijo que era para í, que me llevaba con ella. Yo aún no sabía cuánta felicidad me esperaba. Me subió al coche y me llevó a su casa en el Puerto de Sagunto. Me gusta viajar en coche así que no hice más que dormir durante el trayecto de unos 45 minutitos. Cuando subí a conocer a los padres y hermana de Noe ellos estaban espectantes y me recbieron con caricias y alegría. Tenía allí todo preparado para mí: una cunita muy blandita, mis cuencos para el agua y la comida y lo más importante, una FAMILIA.
De aquel día han pasado 2 años y 4 meses, y siento que volví a nacer con todo el amor que me han dado desde entonces. Me encanta dormir tranquila en mi gran colchón rosa, que me acaricien y me den besitos, jugar todos los días un ratito y ver a mis amigos perrunos en el parque. Ya os ire contando más cositas sobre mí, por ahora un lametón muy grande y una sonrisa.
Flor.